Comer y beber: Una perspectiva adventista
Jiří Moskala
Facultad de Teología
Andrews University
Introducción
El
apóstol Pablo declaró atrevidamente que el reino de Dios no consiste en
“comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo” (Ro
14:17). Las doctrinas de los adventistas del séptimo Día, están enfocadas en
Dios, la redención en Cristo, y el trabajo que realiza el Espíritu Santo. La
persona, sus actos, y las enseñanzas de Jesucristo se encuentran en el corazón
de nuestra fe. La vida brota de esta fe en Él. Una verdadera religión de amor
conduce a decisiones correctas sobre asuntos en el comer y beber, porque no
solo hemos sido creados para disfrutar de la comida (Gn 1:31), sino también
para reflejar la gloria de Dios en nuestros hábitos alimenticios (1 Co 10:31).
Es preciso subrayar, además, que los mandamientos de Dios
dado a los seres humanos estaban relacionados en primera instancia con el comer
(Gn 2:16, 17). La palabra hebrea para “mandado/mandamiento” es utilizada aquí
por primera vez. Pero desgraciadamente, la caída en el pecado también estaba
relacionado en cierta medida con los alimentos (Gn 3:6). Se puede observar la
importancia de los alimentos por el hecho de que la primera tentación de Jesús
está relacionada con la comida (Mt 4:1-4). La decisión que uno tome de lo que
va a comer, trae sus consecuencias.
La
legislación de Dios sobre las leyes alimenticias pentateucanas, sin embargo,
donde se prohíbe ciertos alimentos para el consumo humano, no fueron dadas con
el propósito de obtener la salvación. Comer o ayunar no conlleva a nadie al
cielo. ¡Estos reglamentos los dio Dios al pueblo santo! Ellos ya eran salvos,
liberados de las ataduras de la esclavitud y debían mantener su santidad.
Recibieron el regalo de las normas alimenticias de Dios porque eran santos.
Esto
se explica acertadamente en Deuteronomio: “… Porque eres pueblo santo a Jehová
tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre
todos los pueblos que están sobre la tierra” (14:1, 2) y solo después de los
mandamientos de Dios: “Éstos son los animales que podréis comer…” (vv. 4, 5).
Esta es la secuencia correcta y adecuada de las cosas: Primero viene la gracia
de Dios, y luego Él provee su instrucción sobre cómo vivir en santidad. De este
modo, las personas responden a esta revelación en reconocimiento y
agradecimiento de su liderazgo amoroso y único.
El
tipo de respuesta a preguntas que se relacionan con los alimentos deberían estar
centradas en Dios y centradas en la ley. Jesús no consumió ningún alimento
impuro (Mat 5:17-20; 15:16-20), y tal respuesta señala un tono cristocéntrico a las discusiones con aquellos
que puedan discutir nuestra elección de alimentos. Esto nos permite ser
conocidos como pueblo que sigue a Jesús y mantiene en una relación de amor con
Él. Teniendo esto como base, permítame ahora responder a 13 preguntas clásicas
desde mi perspectiva y vivencia personal.
Comer y beber desempeñan un
rol importante en los adventistas, ¿por qué?
Los
adventistas del séptimo día son el pueblo de la Biblia. En las Escrituras
hebreas, hay un gran énfasis en una relación con Dios, así como en nuestro
comportamiento y en la manera de cómo vivir. Es importante notar que una de las
primeras instrucciones que Dios dio a los seres humanos fue en relación a la
alimentación—Dios bendijo a los seres humanos, y entonces Él les dio instrucciones
sobre la procreación, la gobernación y la comida (Gn 1:29). El primer mandato
que Dios expresó se relacionado con el comer (Gn 2:16-17). También en los
principales pasajes de la Biblia hay referencia a comer o no comer en relación
con el diluvio, el pacto con Abraham, el regalo de la ley en el monte Sinaí, el
santuario, etc. Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento (NT). Por ejemplo, Pablo
anima a los creyentes que lo que coman o beban, o lo que sea que hagan, lo
hicieran para la gloria de Dios (1 Co 10:31).
Si
es para Dios y los escritores de la Biblia hablan extensamente de manera
significativa sobre comer, creo que debemos tomar en serio este asunto y buscar
su significado. Las normas dietéticas bíblicas revelan que Dios se preocupa por
lo que comen los seres humanos.
¿Cómo se describiría, definiría, la filosofía
adventista sobre comer y beber?
La
filosofía adventista sobre la alimentación está anclada en la Creación. Este es
el punto de partida teológico. Sin esta creencia, a mi manera de pensar, no habría
ninguna base real para una vida saludable desde un punto de vista religioso. En
la Biblia, Dios se presenta como nuestro Creador. Él crea y proporciona
alimentos. Nuestro Dios no es un Dios de ascetas. Él da vida y vida en
abundancia. Dios nos da el apetito y miles de papilas gustativas para que
podamos alegrarnos en la vida.
Los
adventistas se enfocan en la vida, porque la Creación es acerca de la vida, y
los alimentos sustentan la vida. Sin ella no habría vida. Por lo tanto,
queremos evitar cualquier cosa que ponga en peligro nuestra vida. Debido a la
Creación, podemos discernir cuidadosamente lo que es útil para nuestros cuerpos
y lo que es perjudicial, qué es lo que se puede comer y beber y lo que se debe
evitar.
Por
supuesto, no es algo que se debe practicarlo aisladamente. Los seres humanos
fuimos creados de manera integral/holística. Comer y beber son hábitos que
forman parte de la enseñanza bíblica integral que me gustaría describir
mediante el acrónico de CREATION: La letra “C” representa la “elección” (porque
la elección correcta es el primer paso hacia una buena salud), la letra “R”
representa al “descanso” (porque el descanso adecuado y la relajación son un
recurso importante para el estrés, el cansancio, y las presiones de la vida),
la letra “E” representa el “medio ambiente” (porque lo que está afuera de
nosotros también influye en nuestro estado de ánimo, así como en nuestra
salud), la letra “A” representa la “actividad” (porque ser activo físicamente,
mentalmente, emocionalmente y espiritualmente trae satisfacción, gozo y aumenta
nuestra salud), la letra “T” representa “confianza” (porque nuestra confianza
en Dios, nuestra fe y esperanza afectan nuestra felicidad), la letra “I”
representa lo “interpersonal” (porque las relaciones de la vida social y la
calidad interpersonal son dimensiones irremplazables en nuestra vida), la letra
“O” es sinónimo de “panorama” (porque los colores de nuestro panorama afectan
la perspectiva de nuestra vida y actitudes), y por último la letra “N”
representa la “nutrición” (porque la nutrición es el combustible que impulsa
físicamente todo el sistema de nuestra vida).
Por
lo tanto, la alimentación desempeña un papel importante en las actividades integrales/holísticas
de los seres humanos. Esta filosofía reúne todos los elementos necesarios para
una vida plena. Entonces, todo el espectro de la vida es importante. El
objetivo es que estos elementos estén en armonía.
¿Los alimentos se refieren únicamente a
cuestiones de salud?
De
acuerdo a las Escrituras Hebreas, no. La
salud se incluye, pero no es un factor primordial. El concepto de santidad está
estrechamente asociado con las leyes alimenticias mosaicas. El pueblo de Dios
tiene que ser santo como Dios es santo. También existe un elemento ético y
teológico: la obediencia total a Dios. Él así lo dijo, yo conozco personalmente
a mi Dios y sé que es un Dios amoroso y soberano. Él provee los alimentos y afirma lo que es mejor para la humanidad.
Cuando los alimentos se asocian a prácticas idólatras, las leyes alimenticias
registradas en la Biblia forman un fuerte muro contra estas prácticas. Estas
leyes alimenticias pentateucanas enseñan la separación de
los malos hábitos, y no una separación de las personas.
Dios
provee los alimentos para las personas y para el mundo entero. Esto está en
claro contraste con las historias mesopotámicas donde los dioses paganos
esperan que los humanos les proporcionen el alimento.
¿Cuáles son sus prácticas religiosas respecto a la comida y a la
bebida? ¿Podría justificarlas?
Dios
quiere nuestro completo bienestar, salud, paz y armonía. Desea que vivamos
conforme a sus principios de vida y felicidad. Es por esto que yo no consumo
alimentos impuros y no consumo sangre. En las Escrituras hebreas, Dios prohíbe
comer animales impuros y sangre. Por la misma razón, no bebo alcohol, café, y
no uso drogas. Además, comer en exceso y la embriaguez son condenados.
De
acuerdo al primer relato de la Creación, Dios dio una dieta vegetariana a los
seres humanos. La muerte no estuvo involucrada en esta disposición. Estaba
orientada hacia la vida. El principio de la vida, junto al principio de
separación registrado en el segundo relato de la Creación se relaciona con el
derecho a escoger entre los árboles del jardín del Edén y es la base de la
teología de la alimentación.
Originalmente
en el jardín del Edén, Dios puso el árbol de la ciencia entre el bien y del mal
como símbolo de los límites humanos. Solo mediante el respeto de estos límites
los seres humanos pueden disfrutar de una vida plena. Ellos tenían que respetar
la decisión de Dios y confiar en Él sobre lo que es bueno y malo para comer.
¿Por qué algunos animales son puros y otros impuros?
La
distinción entre los animales puros e impuros aparece solo después del pecado,
y más precisamente después del Diluvio. Hay varios factores importantes que
intervienen en esta distinción. Para decirlo de manera simple, los animales
puros reflejan lo mejor, lo ideal de la creación. En términos generales, la
vida es respetada por ellos. Son vegetarianos (esta es la receta alimenticia
edénica original) y su comportamiento no es violento. Estos no derraman sangre.
Los
animales impuros en sentido contrario, son carnívoros y comen sangre. Por lo
general, son salvajes. Algunos de estos fueron utilizados en guerras o se
necesitaban como bestias de carga para el transporte; no eran aptos para el
consumo humano (pensemos, por ejemplo, acerca de los carroñeros y todos los
insectos), eran naturalmente repulsivos, o se utilizaban en rituales idólatras.
Estos están muy lejos de los ideales de la Creación original. Los animales
puros están vinculados con la vida, y los animales impuros están ligados a la
muerte. La Creación es un criterio general para las reglas alimenticias
mosaicas.
Detrás
de las leyes alimenticias pentateucanas está el patrón teológico
Creación-Caída-Nueva Creación. Dios estableció principios de suma importancia
relacionados con la vida en el jardín del Edén y dio la instrucción de una
dieta vegetariana como la ideal. A través del pecado se modificaron estas
regulaciones alimenticias, y después del Diluvio, la carne fue permitida para
su consumo humano, pero no la sangre, como un recordatorio de la vida original.
Dios quería enseñar a los seres humanos una lección moral de autodisciplina
ligiendo cuidadosamente lo que está bien en asuntos de comer.
En
mi disertación doctoral, “The Laws of Clean and Unclean Animals of Leviticus
11: Their Nature, Theology, and Rationale (An Intertextual Study),” puedo
diferenciar entre dos tipos básicos de impureza: rituales y naturales. La
impureza natural sólo se refiere a las leyes dietéticas, y es permanente, sin
rituales involucrados. Sólo estas leyes de impureza pertenecen a la ley
universal.
¿Por qué no la sangre?
La
sangre es un símbolo de la vida. Cuando Dios permitió que los seres humanos
maten animales y coman carne, restringió el acceso a la vida por la prohibición
de comer sangre. Al hacer esto, la gente está mostrando respeto por la vida. La
caza por placer no está permitida en la Biblia, solo la caza o matanza de
animales con el fin de alimento. Esta prohibición es válida en todas las
épocas.
A
fin de que los seres humanos coman carne, estos tienen que matar al animal.
Tomar su vida. La prescripción de no comer la sangre (es decir, algunos restos
de sangre en la carne) es también un recordatorio de que una vida es tomada, es
algo sagrado olvidado, una criatura muerta que no puede ser reemplazada. En
otras palabras, los seres humanos deben sentirse culpable por tomar la vida de
un animal y después comer su carne para satisfacer sus necesidades o deseos. La
sangre está clamando que la vida fue tomada.
¿Por qué ser vegetariano?
Mi
razón es doble: ética y teológica. Son complementarios. No como carne por
respeto a la vida. No deseo matar a los animales. A esto debe añadirse el
respeto por el orden de la creación de Dios, el respeto hacia el mismo Creador.
¿Por qué no beber alcohol?
El
alcohol es causa de muchos males. La Biblia habla claramente contra el
alcoholismo y por ello no deseo tomarlo, pues es algo que me puede dañar a mí
mismo, a mi prójimo, y a mi servicio a Dios. Con el consumo de alcohol estas
tres cuestiones están involucradas, porque inmediatamente nuestras capacidades
de pensamiento se entorpecen. Por ello, no lo bebo.
La
Biblia nos ofrece algunas directrices en esta línea y conduce a la abstinencia
a pesar de que no hay una enseñanza ambigua que prohíba estrictamente el
consumo de alcohol. Solo estaba prohibido para grupos específicos de personas,
como los sacerdotes en el servicio, los nazareos, los reyes y los recabitas (Lv
10:9; Nm 6:3; Prov 20:1; 23:20-21, 29-30; Jer 35:6). Pero más importante es
conocer el propósito bíblico sobre el tema. Desde mi perspectiva, se trata de
una abstinencia, a pesar de que no haya ningún texto para probarlo. Porque
estamos al servicio de nuestro Señor sin interrupción y hemos recibido un
llamado especial a vivir por Él y lo representamos así, creo que es apropiado
abstenerse del alcohol.
También es significativo que el primer uso del alcohol en
la Biblia está relacionado a la embriaguez de Noé como un acto negativo y
asociado con una conducta sexual inapropiada (Gn 9:20-24). La segunda instancia
en relación con el alcohol se asocia con el incesto (ver la historia de Lot y
sus dos hijas en Gn 19: 30-38). Estos dos primeros casos relacionados con el
ingesto de alcohol forman un modelo negativo y dan una mala impresión en las
Escrituras para su consumo.
Otras
razones son muy prácticas. Mientras que uno conduce su auto, no se puede beber
alcohol. Eso le puede costar su vida o de alguien más. En nuestra vida, siempre
estamos en la calle, así que, por lo tanto, tenemos que actuar con
responsabilidad. También es porque no deseo ser un mal ejemplo para mis hijos.
Quiero ayudarlos a que no caigan en la trampa del alcoholismo que se inicia con
la primera copa. ¿Puede imaginarse la pérdida de respeto hacia mi persona por
parte de mi familia si me vieran borracho?, ¿con qué autoridad podría hablarle
a mis hijos?, ¿tomarían en serio mis palabras? Las investigaciones demuestran
que el consumo de alcohol es perjudicial para nuestra salud. Muchos estudios
modernos dan nueva evidencia de ello. El cuerpo entero se ve completamente
afectado. Un gran número de células cerebrales mueren y nada puede reparar el
daño causado por la ingesta de alcohol.
¿Tiene alguna comida en especial que caracteriza a la
cocina adventista?
No,
pero me encanta la ensalada de frutas con avena. Bebo mucha agua y jugo de
frutas. Yo como muchas frutas y trato de comer verduras tanto como sea posible,
aunque no sea aficionado a las verduras. También como pan integral que hacen en
casa mi esposa y mis hijas. Evita la grasa o frituras, y utilizo azúcar y sal
en forma esporádica.
¿Tiene un valor religioso ser alguien con gourmet?
Dios
ha creado por separación. Él, mediante decisiones cotidianas, nos enseña a
separar lo bueno de lo malo, lo bueno de lo perjudicial en el ámbito del comer
y beber. Discernir es una actividad fundamental en la vida. En ese sentido es
importante ser un gourmet, porque Dios quiere darle lo mejor a nuestro
cuerpo.
Solo lo mejor para nuestro cuerpo, ¿qué pasa con
nuestro gusto?
El
gusto es un maravilloso regalo de Dios. ¡Deberíamos disfrutar comiendo! Lo
mismo puede decirse sobre el olor. El olor natural del pan y las frutas es
extraordinario. Desafortunadamente, también es fácil hacer mal uso del gusto.
Es triste que la vida de muchas personas se arruine porque se entregan a su
apetito, y el gusto se convierte en su guía. Pero si es protegido de la manera
correcta, ¡el gusto es uno de las grandes y auténticas alegrías de la vida!
¿Qué hay de malo en disfrutar del saber de una manzana o una naranja? El regalo
de Dios debe ser utilizado y no debe ser negado.
Si los adventistas no guardan estas normas, ¿qué pasa
con ellos? ¿Siguen siendo adventista? ¿Están perdidos para Dios?
Si
un adventista no respeta estas prácticas, le faltaría el respeto a su Creador.
Algo muy importante es olvidado. La orden de la Creación es distorsionada. Una
relación correcta con la naturaleza también se pierde. Los adventistas son
personas dedicadas a Dios, al prójimo y a la naturaleza. ¿Cómo puede uno
confesar que cree en Dios, tener esperanza en el futuro, y no prestar atención
a su ley?
Hemos
sido creados a imagen de Dios. Todo nuestro ser debe reflejar la perfección de
Dios. Por lo tanto, tenemos que dar gloria a Dios en todos los aspectos de
nuestro ser, incluyendo el físico.
¿Son los adventistas más saludables,
mejores personas, más cercanos a Dios debido a su forma de “comer y beber”?
Una
mejor salud, sí; varios estudios científicos lo demuestran. Mejores personas,
no necesariamente, aunque la fe en el Santo, Creador y Redentor, debe
cambiarnos para ser un pueblo amable y cariñoso. Más cerca a Dios debido a
nuestros diferentes hábitos de comer y beber—no. No estamos más cerca de Dios
por lo que comemos o no comemos. Los hábitos de comer y beber son una expresión
de fe.
No
creemos que podemos ser salvos en base a la alimentación. Evitemos ciertas
cosas no con el fin de ganar el cielo, sino porque somos salvos. Deuteronomio
14:1 subraya esta verdad. Usando mis propias palabras, Dios declara allí
“Ustedes son mis hijos, santos, salvos, por tanto, no hagan esto”.
Vivir
en comunión con Dios significa que deseamos vivir en completa armonía acuerdo a
nuestro mejor conocimiento de los principios revelados en relación a la salud.
Las leyes de animales puros e impuros no fueron dadas al pueblo de Dios para
llegar a ser santos, pues Dios ya lo ha hecho santos. Se mantienen estas leyes
para permanecer en una relación correcta con Dios y mantener la santidad, no
con el fin de obtenerla. El pueblo de Dios no debe observar estas leyes para
obtener la salvación y la santidad, sino que deben guardarlas porque son salvos
y santos. Es imposible ganar la santidad. Una persona puede caminar en ella,
pero no puede crearla. Esto está más allá del alcance humano. Uno sólo puede
recibirla como un don de Dios. Para ser un adventista del séptimo día significa
tener una relación profunda con Dios y con otras personas. El énfasis en la
creación implica también el cuidado por la naturaleza.
La mesa familiar debe ser un testimonio para Dios. Es una
confesión sin palabras de fe debido a que respetamos la vida y a nuestro
Creador preservando los límites que Dios nos dio y por ello cumplimos sus
órdenes.
Somos lo que cuidamos. La forma en que expresamos nuestra
preocupación por nuestro Creador y Su creación demuestra lo que somos. Si nos
preocupamos por el Creador, nos preocupamos por su creación. Por lo tanto, las
leyes mosaicas dietéticas también nos llevan a preocupaciones ecológicas o
ambientales. Usted sabe, la ley de Dios no es una regla para ser obedecida,
sino más bien una historia para ser vivida.
__________
*El presente artículo fue publicado en la revista Berit Olam 11/2 (2014): 57-67. Usado con permiso.